Ay! allí permanece lo oscuro,

con su interferencia muy sonámbula
como tinta usada en futuro,
se palpa con las yemas de los dedos,
con fría lentitud desesperante;
pero desaparecen mis miedos,
con tu contorno libre y agreste,
y lloro; comprobando el sonido
de los títulos sin letra celeste,
que esperan tu tiempo dedicado,
y lloro; cuando veo tu trabajo,
para vencer olvido derramado,
en embellecer obras, literatos
te cantan esperando garzas mentas
sobre esas cabezas tan de gatos.
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